¿Emprender desde dentro de la organización?

Las políticas de emprendimiento corporativo son esenciales para la retención del talento y la innovación desde dentro de la organización.

El crecimiento de una organización viene normalmente acompañado de una mayor burocracia, una mejor definición de las funciones, separación de tareas, estructura jerárquica, toma de decisiones más lenta, etc. Todo ello, no tiene por qué ser considerado negativo, ya que probablemente forma parte y de alguna forma es necesario para dar respuesta al crecimiento de la organización. Sin embargo, actualmente las empresas empiezan a darse cuenta que los negocios tradicionales ya no son tan sólidos como antaño y es necesario reenfocar sus esfuerzos para sobrevivir.

Actualmente el entorno es altamente competitivo y la rápida transformación tecnológica permite la entrada de nuevos “jugadores” (startups) que mediante innovaciones disruptivas y de una forma ágil y flexible, con modelos de negocio innovadores ganan rápidamente cuota de mercado incluso en mercados considerados clásicos y territorio exclusivo de grandes organizaciones.

Adicionalmente, las organizaciones se enfrentan a la entrada masiva de la generación de Millenials (nacidos entre 1980-2000), nativos digitales, con unas perspectivas muy distintas de su papel dentro del mercado laboral y que valoran las posibilidades de crecimiento personal y de participación que les ofrecen las startups. Como consecuencia de ello, el talento se está desplazando de las tradicionales organizaciones (que atraían por sus salarios, estabilidad y posibilidades de crecimiento) hacia pequeñas empresas (innovadoras, informales, participativas, soñadoras).

Estas amenazas no deben ser menospreciadas por las grandes organizaciones sino que deben ser aprovechadas y convertidas en una oportunidad para dar un giro a sus políticas internas. La creación de un ecosistema intraemprendedor no es una cuestión de moda pasajera sino que es una necesidad.


De la lista de las 500 mayores empresas del mundo de hace 60 años, sólo 65 (13%) siguen estando entre ellas.


Dar un giro de 360 grados a una organización altamente burocratizada no es una cuestión simple y requiere tiempo, recursos, una firme voluntad por parte de la dirección y una rigurosa metodología para conseguirlo.

De forma resumida, se plantean las tres etapas básicas que debe contener nuestro plan para desarrollar el intraemprendimiento:

El primer aspecto a definir será la estrategia que cada organización seguirá, establecimiento de objetivos, fijación de límites, es decir, establecer un marco, una guía para desarrollar el intraemprendimiento. Cada organización es un mundo y por lo tanto, no sirven ideas prefijadas en este punto. Cada organización debe establecer libremente su estrategia.

El segundo punto clave será disponer de los elementos del ecosistema básicos para crear un clima propicio a la innovación. Esto puede incluir desde la revisión de barreras a la entrada de talento, la detección de intraemprendedores, la fijación de incentivos, la creación de mentores o líderes internos que potencien el intraemprendimiento, el establecimiento de planes de formación específicos o incluso el rediseño de las oficinas para favorecer la creación de ideas.

El tercer aspecto esencial, será disponer de una metodología que nos permita generar ideas, filtrarlas, desarrollar proyectos y llegar finalmente al mercado. Esta será una de las claves fundamentales para tener retorno de nuestra inversión: la velocidad para llegar al mercado sin errores.


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