Las barreras internas a la innovación
En muchas ocasiones las principales barreras a la innovación son internas a la propia organización y persona. ¿Cómo podemos hacerles frente? Formación, metodología y recompensas.
La mayoría de personas son reacias a los cambios, especialmente cuando han encontrado una cierta estabilidad en sus vidas. Los cambios conllevan una incerteza y un riesgo que en ocasiones por la dificultad de estimarlo correctamente nos lleva a la parálisis e inacción. Lo que funciona es mejor no tocarlo. Este factor se ve acentuado con la edad probablemente por las negativas experiencias pasadas que nos condicionan.
Este pensamiento se traslada de manera clara a las organizaciones que han conseguido hacerse un hueco en el mercado y han encontrado una estabilidad. Se traslada tanto en la estrategia global de la empresa (aumento de la aversión al riesgo) como a nivel personal en sus directivos (mantener su posición a toda costa).
Así pues, no es de extrañar que la reacción instintiva a cualquier propuesta innovadora sea inicialmente de recelo y negativa. Cualquier cambio que nos obligue a salir de la zona de confort será visto con desconfianza.
No únicamente con desconfianza sino que muy probablemente cualquier idea será saboteada incluso antes de haber sido realmente analizada de una forma rigurosa.
¿Cómo podemos combatir esta situación?
Si la organización ha caído en esta trampa, no será fácil revertir la situación. Sin embargo, aunque de manera simplificada, proponemos tres ideas claves para empezar a desbloquear la innovación dentro de la organización:
- Formar a los empleados clave para cambiar su mentalidad y convertirlos en promotores de la innovación.
Creemos firmemente que la formación continuada es un pilar fundamental para el desarrollo de cualquier empresa. La formación en Innovación es muy específica y debe servir para dos finalidades:
- Concienciar de la necesidad imperiosa de innovar dentro del contexto global de competitividad en el que nos encontramos.
- Aportar las herramientas básicas para poder fomentar la creatividad, valorar correctamente las ideas y testear rápidamente la viabilidad de las ideas con el mercado.
- Disponer de una metodología clara para desarrollar la innovación y evaluar las ideas.
Es fundamental disponer de un programa de innovación documentado y riguroso. No podemos caer en la facilidad de evaluar una idea según nuestra intuición o experiencia. Se deben disponer de las herramientas para generar ideas, filtrarlas, desarrollar proyectos y lanzarlos al mercado. Aunque no debería ser el único factor a tener en cuenta en la innovación, está claro que las organizaciones buscan innovación rentable. Para ello se requiere de un proceso riguroso que permita evaluar correctamente los resultados y medir la innovación. - Establecer recompensas claras a la innovación.
Si la empresa quiere innovar, debe obligatoriamente recompensar a los promotores de ideas innovadoras y cambios en la organización. Las recompensas pueden ser económicas pero no únicamente ni obligatoriamente. En cualquier caso si deben ser claras, conocidas y abiertas a toda la organización.